El último arco de Attack on Titan tomó un giro inesperado al transportarnos al territorio de Marley, el enemigo declarado de los Eldianos. Con un salto temporal de cuatro años, la historia abandona la perspectiva de Eren y los suyos para mostrarnos el conflicto desde el bando contrario. ¿Por qué Isayama nos llevaría a empatizar con aquellos a quienes hemos considerado villanos? Esta decisión narrativa, aunque sorpresiva para los seguidores, reveló un entramado más profundo y complejo sobre la guerra.
Al mostrarnos a los Marleyanos en su vida cotidiana, Attack on Titan desenmascara el estigma que se tenía de ellos. La tensión entre Eldianos y Marleyanos no es un simple conflicto de buenos contra malos; es una lucha arraigada en siglos de opresión y resentimiento, en la que ambos bandos cargan traumas y temores.
La perspectiva Marleyana es esencial para comprender el miedo hacia los Eldianos, especialmente por la crueldad histórica de sus antiguos reyes, quienes, como el rey Fritz, utilizaban a los Titanes para dominar. Con esta nueva óptica, Isayama plantea la pregunta: ¿quién tiene realmente la razón en este conflicto?
Marley: los villanos redescubiertos de Attack on Titan
Conocer el punto de vista Marleyano transforma por completo la percepción del espectador. Los Marleyanos no son meros villanos; son una sociedad que también sufre, lucha y teme. Entender su odio hacia los Eldianos da profundidad a la narrativa, invitándonos a cuestionar si un bando tiene, en realidad, superioridad moral. La brutalidad de la opresión que Marley experimentó justifica, hasta cierto punto, su desconfianza hacia los Eldianos, llevándonos a comprender su motivación para intentar contenerlos.
Este giro no solo redefine a los Marleyanos, sino que también desdibuja las líneas entre héroe y villano. Los Eldianos, quienes hasta ahora habían sido presentados como víctimas, también se ven envueltos en el ciclo de violencia y venganza. Isayama construye una historia que va más allá de la típica dicotomía, convirtiendo el conflicto en algo más humano, donde todos los personajes tienen motivaciones y miedos comprensibles.
Un mensaje antibélico en medio del caos
Finalmente, Isayama muestra que en la guerra no hay bandos moralmente absolutos; el verdadero enemigo es el odio que alimenta el conflicto. Attack on Titan se convierte así en un alegato antibélico, sugiriendo que el odio entre Eldianos y Marleyanos solo perpetúa el dolor y la destrucción. La serie nos obliga a cuestionar nuestros propios prejuicios, haciéndonos ver que, en última instancia, la paz se construye no con victorias, sino con comprensión y reconciliación.
Con este enfoque en ambas perspectivas, Attack on Titan trasciende el mero espectáculo para transformarse en una reflexión profunda sobre la guerra y la humanidad. La historia deja claro que los conflictos más intrincados no se resuelven con actos heroicos, sino con el esfuerzo colectivo por superar el odio que los alimenta.
El peor hater de Shingeki es el que dice que le gustaba hasta que se develó el plot twist del sótano. Literalmente Marley es el arco que condecora a SNK como la obra maestra que es. pic.twitter.com/WvjpWu1Nzt
— Parseldia 🦅 (@Parseldia) July 23, 2024