En 2017 varios clientes de Apple denunciaron que sus iPhone se volvían mucho más lentos a medida que se degradaba la batería. Este fenómeno ocurría con las generaciones 6 y 7.
La situación generó el descontento en la comunidad de seguidores de Apple y posteriormente se dio a conocer que dicha ralentización era premeditada. En este sentido, muchos países expresaron su inconformidad y algunos lograron que Apple comenzara a pagar indemnizaciones a los usuarios afectados.
Este es el caso de México que instauró un programa de devolución de fondos a todas aquellas personas que se vieron obligadas a comprar una batería nueva. El monto establecido por el tribunal fue de $65 por persona. Esto quiere decir que el gigante tecnológico debe pagar un monto comprendido entre los 300 y 500 millones de dólares por el escándalo de las baterías.
La situación ocurre en un contexto delicado para la empresa, que hace pocos días registró un descenso de 160.000 millones de dólares en su valor de mercado. Esta disminución se debe en gran parte por la baja de las ventas en los iPhone durante el último trimestre.
Las razones de Apple
La compañía admitió la situación pero también explicó las razones. La empresa comunicó que se tomó esa medida con las baterías para resguardar otros componentes del smartphone que pudieran verse comprometidos por demandas muy elevadas de energía.
La solución que se implementó fue ralentizar el CPU, por lo que a medida que se degradara la batería, el rendimiento del teléfono sería menor. Por esa razón, muchos usuarios se vieron obligados a reemplazar por completo las baterías o incluso adquirir un iPhone nuevo.
Tras el escándalo, la compañía tuvo que establecer un nuevo mecanismo. Ahora los usuarios pueden elegir si activar o no esta opción, aunque en caso de no hacerlo, el iPhone mantendrá su rendimiento, pero existe el riesgo de alerta en otros componentes.